Intentar experimentar en poesía es parecerse a un alto sacerdote que probara por puro placer sacar o poner objetos de su alma.
Los experimentos en poesía deben hacerse en alambiques secretos, en huevos filosofales secretos y en laboratorios donde la asepsia no haya dejado una sola palabra invasora, un solo microbio destructor.
Y ese lugar, ese laboratorio, está tan lejos en el tiempo y el espacio que está en el cielo,
como la luna con una flor está en el cielo, como Saturno con su globo terráqueo escolar está en el cielo.
El único experimento posible en poesía es mirar lo que hubo cuando las palabras estaban por nacer,
lo que hubo de libertad en el espacio y lo que pudo decirse por vez primera cuando la primera palabra emergió de su parto.
La libertad de la poesía es el espíritu rozando el ritmo, la construcción y las imágenes
sin que el hacedor de la poesía la haya tocado con su voluntad.
El hacedor de la poesía es un brazo artificial ortopédico del Hacedor del universo y del espíritu,es alguien que por azar descubrió ese tentáculo que le comunicaba el otro mundo y al descubrirlo se hizo buzo entre las burbujas eternas, pero sin entender la ciencia de esta naturaleza invisible, tal como un buzo del mundo es contratado para fotografiar el suelo submarino, pero no sabe interpretarlo.
El hacedor de la poesía pretende ser aceptado por la gente, como si su tentáculo, que él ha hecho visible y muestra con orgullo, pudiera ser aceptado en buena sociedad.
¿No ha advertido los estremecimientos de la gente cuando un pulpo, por cualquier motivo, les anda caminando por un brazo?
¿Y tampoco el rechazo de la gente de otras culturas por los frutos de mar?
Este hacedor cree que sus descripciones sobre los jardines del mar y las luchas crueles de los peces entre las rocas más profundas pueden integrarse convencionalmente a una charla de sobremesa. Pero no; con el agravante de que esto es sólo una métáfora: él no es un buzo de las profundidades sino de los abismos de la altura. Los peces que menciona fácilmente podrían ser catalogados de ángeles en cualquier enciclopedia de más lejos que acá.
Brinda detalles, y los demás van dibujando su perfil: está muerto o está loco. Los más pacientes consideran que el niño de él todavía está dentro de su carne.
Que buen escrito...es bastante interesante el misterio de las letras...
jueves, 8 de enero de 2009
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